sábado, 29 de mayo de 2010

Torrecillas de la Tiesa, pueblo del que es su madre, se vuelca con el cantante.

Este es el artículo que Javier Pablos Sanchez ha publicado en el periódico HOY.es


Ni Rosa con el 'Europe's living a celebration' en 2002, ni siquiera la extremeña Soraya el año pasado. Nunca había habido tanta expectación en la población cacereña de Torrecillas de la Tiesa con el concurso de Eurovisión hasta este año. Esta noche, los vecinos no quitarán ojo a la televisión. El motivo es que por las venas del concursante español, Daniel Diges, corre sangre torrecillana, ya que su madre, Marce García, es natural de esta población de cerca de 1500 habitantes. Su alcalde, Tomás Sánchez, recuerda que de pequeñito, Daniel, pasaba los veranos en su población. «Es hijo de los muchos emigrantes que tuvieron que salir del pueblo», señala. Por este motivo, considera que es un orgullo para la población que un «trocito de Torrecillas» esté esta noche en Oslo. Añade que, gracia a Daniel Diges, este año el municipio vivirá con un mayor entusiasmo Eurovisión, en relación a otros años. Si gana, no hay nada programado en el municipio.


La expectación en esta pequeña población comenzó nada más que este cantante presentó su candidatura para representar a España en este concurso musical. A partir de ahí, las redes sociales, así como blogs y páginas web de particulares comenzaron a animar a los vecinos para que le apoyarán.

A pesar de esa movilización a través de las nuevas tecnologías, la población se ha mantenido tranquila sin llevar a cabo ningún acto. «Desde que ha salido en la televisión, todo el mundo, grandes y pequeños, hablan de él, pero no hemos hecho nada», indica una vecina, Leonor Jiménez. Sin embargo, esa tranquilidad de se rompió ayer. 'Leo', como se la conoce en su población, junto con el artista local Enrique Vega, llamaron a las puertas del colegio para que los más pequeños transmitiesen las vibraciones positivas a su paisano. «Lo hemos hecho todo muy rápido. Nos acercamos al colegio y pedimos a los profesores si los alumnos podían preparar algo», señala esta inquieta mujer. Rápidamente, se hicieron numerosas pancartas de apoyo.

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